¿Eres un procastinador? ¿Eres de esos que dicen “Mejor mañana” y van posponiendo lo que tienen que hacer para el día siguiente?

Hace unas semanas hablaba con una amiga que ante toda esta situación del coronavirus se encontraba desbocada y que no sabía por dónde empezar a trabajar y que veía como iban pasando los días y no avanzaba en su trabajo. “Si no lo hago hoy no pasa nada, ya lo haré mañana.”

Sumado a esto, debemos añadir el reto del teletrabajo, una cuestión nueva para muchos y que es importante aprender a manejar para no aplazar las cosas. 

Yo llevo ya más de cuatro años trabajando desde casa y al principio me costó adaptarme y gestionar mi tiempo para poner en marcha mis proyectos, porque es muy tentador esto de aplazar las tareas “para mañana”.

Imagen que refleja a un procastinador. Una chica que pospone lo que tiene que hacer.

La consecuencia además es que puedes entrar en un bucle en el que al final terminas desactivándote y no haces nada. ¿Te pasa también esto a ti? A mí alguna vez me pasa y en esos momentos activo lo que llamo el “plan anti-procastinación”.

1. Qué es un procastinador

Ordenador portátil con una pantalla donde está escrito en inglés Procastinador. Por como suena la palabra debe ser algo muy gordo… ¿No te parece?

Procrastinar significa posponer o aplazar tareas, deberes o responsabilidades por otras que nos resultan más placenteras pero que en realidad son irrelevantes.

Hay personas que viven bajo eses paradigma como una forma de vida, es su modelo a lo hora de hacer las cosas. Al final bajo presión sacan las cosas como pueden adelante, y hay quien les funciona y hay quienes no logran sus objetivos.

Y si no piensa cuando te ponías a estudiar el examen en el último momento… ¿cómo eran los resultados? 

Además esta forma de funcionar también crea un proceso de desactivación: cuanto menos hago, menos hago. Por eso creo que es fundamental disponer en nuestra vida de un plan anti-procastinación.

2. Plan anti-procastinación

1. Haz tu lista de objetivosAgenda con una planificación de toda una semana donde aparece marcado todo lo que se ha hecho.

Yo para eso tengo una agenda donde anoto, por un lado lo que quiero hacer a lo largo de la semana y que divido en tareas pequeñas a lo largo de la semana. Y por otro lado, tengo un listado de cosas que quiero hacer a largo plazo.

2. Comprométete contigo mismo

Más allá de todo el listado que tengas, es fundamental alimentar el compromiso y el optimismo contigo mismo y con los objetivos que te has marcado. No es lo mismo trabajar con ganas que trabajar sin ilusión. 

Para eso te sugiero que visualices todas las mañanas cómo te vas a sentir cuando acabes lo que te propones hacer.

3. No lo dejes para mañana. Hazlo ya

Este es, para mí, uno de los puntos fundamentales para vencer la procastinación. Hazlo ya, aunque no te apetezca, cumple con tu agenda. Es posible que lo que tengas previsto para esta semana se pueda posponer y no urga, pero no importa. Ponte a hacerlo AHORA. 

Es ese momento de duda, de pereza, que te asalta tu más ferviente enemigo. Supéralo. Una vez que empieces, ya habrás superado la parte más difícil. 

Esto te ayudará a reforzar tu autoestima y sentir que estas avanzando. Te sentirás útil.

4. Premia tus avances

Yo cada vez que termino de las tareas que tengo en la agenda, las marco con un rotulador para ser consciente de todo lo que estoy haciendo. Puede que dentro de esa lista de tareas haya cosas más importantes que otras, pero eso no es la cuestión, la cuestión es notar que estoy avanzando, que estoy haciendo algo útil.

Cuando termino todas las tareas del día me premio: me tomo una trocito de chocolate. Qué rico me sabe!!

Esto me ayuda a tomar perspectiva de que voy avanzando y a tomar fuerzas para el día siguiente.

Igual no logro cumplir todos los días “mi plan”, pero que sin ese plan y ese compromiso conmigo misma no lograría sacar ningún proyecto adelante. 

¿Crees que le falta algún ingrediente a este plan? ¿Qué añadirías tú?

Luces de neón sobre fondo negro donde aparece escrito

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